Hoy en día, el Castillo de São Jorge se erige como un orgulloso símbolo de la agitada historia de Portugal. El imponente castillo, que domina Lisboa, es una delicia para los amantes de la arqueología y la historia. Alberga varias atracciones, siendo el museo la más importante de todas ellas. Exhibe tesoros históricos de valor incalculable. El Palacio Real, parcialmente en ruinas, también es una visita obligada. La arquitectura de las habitaciones es maravillosa. Hay dos plazas públicas que ofrecen vistas incomparables de la ciudad de Lisboa y del río Tajo. Dispersas por el fuerte hay catorce piezas de artillería originales. Hay estatuas de gobernantes y amplios jardines en los que se pasean los majestuosos pavos reales indios.